Domingos calientes

Odias los domingos. Parecen días en los que forzosamente hay que hacer algo para que dé la sensación de que pasa alguna cosa, de que has hecho algo que ha merecido la pena. Pase o no pase algo, desde luego, aparentan no moverse. Por eso los odias.

Estabas haciendo la comida mientras escuchabas "Sensual woman"...Y te has sonreído... Porque te has acordado de aquella tarde, apoyados en el capo del coche, en la que te hablaba de una canción, no te acuerdas de cual, y el modo en que te pedi como si nada que te levantaras la falda muy despacio para, a continuación, seguir hablando de música, fingiendo que no te había dicho nada, fingiendo que no me habías oído, y luego tu, como si nada, bajaras tus braguitas. Y la manera en que te comí el coño con tu espalda pegada al coche. Y, por dios, como temblaba tu culo contra la chapa caliente de aquel coche. Bufff!!!! Recuerdos...Has cerrado los ojos y has pensado: VEN!!!

Te ha gustado tanto acordarte de eso que lo has dejado todo, te has ido a tu cuarto a cambiarte y te has quitado las bragas para hacer más vívida aquella sensación. Has podido sentir tu piel abriéndose poco a poco, dejándote deslizar en esa lánguida cadencia de la música, dejándote caer en toda la magia de tu instinto...

Has seguido con la comida, mientras seguías pensando y aparecían imágenes en tu cabeza, notando sensaciones en tu coño mientras picabas las verduras hasta que he llegado. Venía sudando como un pollo. Me has sonreído maliciosa. Te has puesto cachondísima, no sé si espabilada por el olor tácito de mis feromonas o porque tus hormonas ya se habían estado preparando. Me has vuelto a sonreír invitándome a que me acercara. - Estoy sudando y huelo a cerdo.- Has soltado una carcajada con toda la perversidad que has podido - Pues claro...es-que-eres-un-cerdooo. Te he besado el cuello, te he mordido ligeramente el labio, he bajado mi mano hasta tu culo.

- Guarrrrrra...no...llevas...brrrragassss mmmmmm...y...estás mojada mmmmm.

Nos hemos estado comiendo un rato la boca. Estas segura que hay una conexión entre el borde de tus labios y las secreciones de tu coño, cuántos más besos, cuánto más te paso la lengua por los labios y los muerdo dulcemente y te respiro en la boca más puta te pones. A veces te dan ganas de pedirme que te folle a saco después de besarte. Pero que te folle a morir, con toda la fuerza de mi alma y de mi polla. Sentirte poseída por mi potencia y por mi lujuria. Sentirte mia, totalmente mia..

He apoyado mis manos en tus hombros obligándote a bajar hasta mi polla. Mi rabo ha impactado en tu mejilla al sacármela del pantalón y una punzada de placer ha atravesado tu estómago.

Mientras me la comías he ido quitándote la ropa. Te he sacado la chaqueta apresurado y te has quedado con una camisetita de tirantes y las tetas por fuera, he tirado un poco de tu pantalón de pijama sin que dejases de chupármela ni un momento y te lo he quitado sin ninguna dificultad. Te he restregado la polla por la cara y su olor te ha inundado. Has sacado la lengua para lamerme el capullo. Sabes que me encanta mirarte mientras me la comes, y a tí te encanta meterte en esa mirada, salvaje, de macho, espontánea, feroz...te pone muy cerda sentir mi lujuria tan dentro, te remueve, te hace temblar. Te has metido toda la polla dentro, hasta los testículos, hasta donde no podías más. Su rotundidad afectaba a tu garganta y un chorrilllo de saliva se ha dejado caer entre el breve espacio que quedaba entre tus labios. Mientras te follaba la garganta te decía:

- Joooddder que puta eres mi niña, no te imaginas lo que puedo llegar a sentir cuando te pones así de loca.- Y es que te has puesto muy muy cerda. Con mi polla clavada en tu garganta, emitiendo ruidos guturales, moviendo tu lengua con mi rabo dentro, costándote respirar, animalizándote. Tu excitación iba in crescendo pero la mia también. Los dos en plan caníbal. Los dos muy putos.

Entonces te he hecho levantar, te he sacado también la camiseta, dejándote totalmente desnuda y te he tumbado en la mesa de la cocina. He sacado un hielo y lo he metido en un vaso con agua para que se deshiciera un poco, mientras tanto te he mantenido tumbada con las piernas abiertas, mirándome, respirando fuerte. Se que eso te emputece totalmente. Tumbada sobre la mesa con tus piernas en arco y respirando, respirando en lo que podías mientras te miraba, haciendote sentir el tiempo en tu lascivia, atento, sentado entre tus piernas, con mi cara de perro en celo, aguantándome esas putas ganas de clavarte la polla bien adentro.

Me he ido a por el hielo, lo he posado en el empeine de tu pie y lo he ido subiendo lentamente por tus piernas, lo he pasado por las corvas deslizándolo hasta el muslo, luego lo he llevado por tu cadera hasta el vientre y lo he hecho bajar por la otra pierna, el hielo se iba derritiendo en tu piel, mojándote en todos los sentidos, lo he ido frotando por tu costado ascendiendo por la cintura hasta tus pechos, he trazado círculos con él alrededor de tus pezones, lo he subido por tu pecho hasta el cuello y te lo he pasado por los labios. He metido mis dedos en tu boca y luego he metido el hielo prácticamente derretido en tu coño. Aunque apenas era una bolita pequeñita de hielo ardía de frío dentro de tu agujero encendido.

- Pica eh? Voy a terminar de derretir el hielo con el calor de mi rabo-

Acto seguido te he metido mi polla de una vez. Te he follado como loco, derritiendo el hielo, derritiéndote a tí, haciéndote sentir con mi pasión el poder de mi carne, follándote a saco, con todas mis putas ganas, sacándotelo todo, todo y todo.

Podías sentir como el orgasmo hacía temblar tus piernas cuando te has cortado un dedo con el cuchillo. Puta música, putos domingos, si es que nunca pasa nada, solo sé que has cerrado los ojos y has pensado: VEN!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Páginas