Llegó el día de la mudanza, después de
la larga noche Amalia y yo nos duchamos y nos preparamos un buen
desayuno, a la espera de que Juan nos pasara a buscar, la idea era ir
con su furgoneta y mi todo terreno para cargar el mayor numero de cosas
en un primer viaje. Amalia estaba exuberante tacones de aguja, con una
mini plisada escocesa y una camisa blanca con solo dos botones
abrochados y sus explosivos pechos sin sujetador, apenas contenidos por
la camisa. Escuchamos un claxon desde la calle era Juan que nos venía a
buscar salimos y aprovechando que yo iba detrás no deje de repasarle el
culito que lucía con esta faldita súper cortita. En la puerta nos
esperaba Juan yo andaba pensando en el encuentro de ambos, conociendo a
Juan y lo poco que se corta esperaba cualquier cosa y no me equivoque,
me retrase un poco para darles unos segundos, cuando Juan la vio tan
espectacular, la abrazo, con fuerza y le planto un beso en los labios,
ella quedo desconcertada, esperaba inocentemente los dos besos de rigor
en las mejillas, pero no ese abrazo de pulpo, que hacían que sus tetas
intentaran liberar se de la camisa mientras Juan dejaba que una de sus
manos descendiera hasta el culito de Amalia, perdiéndose su tosca mano
por debajo de la faldita escocesa de colegiala que llevaba, lo que me
permitió a ver como sus preciosas nalguitas eran manoseadas, después de
este efusivo encuentro, nos dirigimos a los vehículos, Juan cogió de la
mano a Amalia y se la llevo al suyo, mientras ella me miraba, con ojos
como platos, temiéndose lo peor , yo simplemente le sonreí y me dirigí a
mi coche.
Al poco llegamos y descendimos de los
vehículos, Amalia, arreglándose como podía su pelo e intentando estirar
su faldita escocesa, totalmente sonrojada, no se dio cuenta que uno de
los pocos botones de su camisa se había desabrochado y sus tetazas
espectaculares mostraban sus enormes y oscuras aureolas, Juan al
descender del coche se subió cremallera del pantalón, era fácil imaginar
que en ese corto viaje habían ocurrido cosas interesantes.
Nos pusimos a descargar las cajas que
llevamos para llenar con los objetos de Amalia, mientras nosotros
llevábamos las cajas llenas al coche ella seleccionaba lo que quería
llevarse, en todo momento ella estaba temerosa de la llegada de su
marido, pero nosotros la tranquilizamos, gastándole bromas, ya habíamos
llenado el coche y nos disponíamos a cargar la furgo, cuando Amalia
recibió una llamada de su marido, para decirle que venía Abdul el paleta
que tenía que hacerles un presupuesto para la reforma del baño y la
cocina y tenía que ser en ese momento, pues siempre estaba muy ocupado y
era difícil de encontrar, ella aliviada de no tener que encontrarse con
su marido, le pareció bien atender al paleta, seguimos con nuestras
tareas hasta que al cabo de 15 minutos se presento Abdul, un negro
formidable debía hacer metro noventa, todo musculo, llevaba unos
pantalones cortos deportivos y una vieja y sucia camiseta de tirantes,
debía venir de otra obra, porque estaba muy sudado, Amalia lo recibió
con su simpatía habitual, con dos besos en la cara aunque tuvo que
ponerse de puntillas por que apenas llegaba, él le respondió a los
besos, cogiéndola por la parte baja del talle, rozando levemente su
culito, los dejamos hacer mientras Juan y yo seguíamos embalando
paquetes, Abdul y Amalia, se pusieron a evaluar los trabajos que había
que hacer, Abdul, no perdía ocasión para repasar el cuerpecito de
Amalia, cada vez que se inclinaba y le mostraba sus tetazas, apenas
contenidas por la camisa, abierta casi hasta el ombligo o bien cuando se
agachaba, mostrándole su sabroso culito y cuando se sentaron en los
taburetes de la cocina, inconscientemente abierta de piernas, le
mostraba, su tanguita, ya que su minifaldita escocesa, apenas la cubría
de su mirada, yo estaba muy cerca de la cocina, y podía verlos, sin ser
visto, era evidente que Abdul iba empalmado, porque un bulto enorme
pugnaba por salir de sus pantalones cortos y por lo que se intuía su
polla tenía que ser descomunal, cuando ella no miraba, el se tocaba su
bulto y en los movimientos que hacían entre el baño y la cocina, el no
perdía la ocasión de rozarla con poco disimulo, ya que al pasar de un
lado a otro, el le arramblaba su enorme paquete, al trasero, y a la vez,
la cogía del talle o incluso más arriba, para sentir el tacto de sus
tetas, manoseándolas de forma casual, Amalia estaba muy sonrojada, por
la situación y por qué había notado la brutal dimensión del aparato del
negro, que superaba con creces la dimensión del mío e incluso la
impresionante verga de Juan, hacía mucho calor y Abdul se decidió a
sacarse la sudada camiseta, dejando ver unos espectaculares pectorales y
unos abdominales de tableta de chocolate, el calor hacia que su piel
brillara, Amalia seguía roja como un tomate, notando como Abdul
avanzaba cada vez más con los roces, en un momento dado por lo visto
hablaban de los armarios altos de la cocina, Amalia estaba de espaldas a
la encimera y el de cara, él saco un centímetro para tomar medidas y se
ciñó a ella aprontando su enorme polla sobre su estomago, ella
intentaba contenerle con sus manitas sobre su pecho y su vientre
sudado, pero era inútil, simulando no darse cuenta, su polla se movía
incesantemente por el cuerpecito de Amalia, que intentaba mantener una
sonrisa inocente en su rostro como si no se diera cuenta del roce,
mientras hablaban de medidas, él avanzo un poco más pasando una mano por
su talle, moviéndola distraídamente, rozando con los dedos las tetazas
de Amalia, con sus pezones transparentando a través de la camisa mojada
por el sudor de Abdul que consiguió con sus manipulaciones, que se
abriera un botón más de la camisa sin que Amalia se diera cuenta sus
pezones habían quedado expuestos y sus hermosas tetas eran un
espectáculo, Amalia aún intentaba contener a Abdul poniendo sus manitas
en sus abdominales, pero era inútil, él sintió la necesidad de
recolocarse ese vergón ya que estaba totalmente empalmado y sin cortarse
un pelo se metió la mano en los pantalones, sacándosela toda para luego
poder recolocársela, en ese momento Amalia, se dio cuenta del estado de
su camisa y que sus tetas estaban a la vista, sin nada que las
ocultara, intento abrocharse un botón, pero el negro se, lo impidió,
volviendo a poner sus manitas en sus abdominales de nuevo, pero esta vez
se encontró con una enorme tranca de 30 cm y cinco cm. de diámetro que
en la posición que estaban le recorría desde la altura de la vagina
hasta llegar a rozarle las preciosas tetas. Amalia, estaba roja y con
los ojos desorbitados, pensando que la situación se descontrolaba. Desde
mi situación la veía negar angustiada con la cabeza, pero el enorme
negro mantenía las manos de ella en su polla mientras, su mano terminaba
de desabrochar el último botón de la camisa, consiguiendo que sus tetas
salieran ya disparadas, bamboleándose ante él luego su mano se dirigió a
su entrepierna, y alcanzo su tanguita que muy a pesar suyo estaba
empapado, yo estaba totalmente empalmado y decidí sacarme la polla y
disfrutar de mi situación de voyeur, empezando a pajearme, cuando llego
Juan y vio el espectáculo y me dijo.
- Que cabrón podías haber
avisado, este negro le va a clavar todo eso ? no se supone que teníamos
que protegerla ? jajaja
Mientras decía esto se saco la polla y
empezó a tocarse disfrutando del espectáculo, la situación para Amalia
empezaba a ser complicada, Abdul estaba totalmente empalmado, su
instrumento se restregaba ya sin contemplaciones, por debajo de la
minifalda escocesa de Amalia, de un tirón le rompió el tanguita y empezó
a mamarle las tetas con avidez.
- Por lo que más quieras Abdul,
déjame, que estás haciendo? Vas a violarme!, deja de tocarme mi coñito
y mamarme las tetas, eso no está bien, además hay más gente en la casa,
pueden entrar en cualquier momento, ahhhh no por diossss Abdul noooo
no intentes clavarme esta polla no ves que no cabe en mi coñito, si…
siii quieres te hago una paja pero no me claves esto …aggggggg.
Abdul se cogía con la mano su enorme
verga y empezaba a introducirla en el coñito depilado de Amalia, la
imagen era espectacular, ese enorme negro musculado, sucio
introduciéndole esa descomunal verga en ese cuerpecito blanco como la
leche, pidiendo clemencia con los ojos y una sonrisa para no encabronar
más a Abdul, la propuesta de Amalia dio que pensar a Abdul, pero no en
una paja ya que con las manitas de Amalia apenas podría masturbarle
debido a su tamaño, pero si pensó en usar su boquita, cuando ya la tenía
empalada unos 15 centímetros con su verga se la saco, ella le sonrió
aliviada pensando que había acabado su tortura, cuando presionando sus
hombros la hizo arrodillar, mientras lo hacía, su verga se recreo en las
tetazas de Amalia y la empezó a mover en sus labios.
- No Abdul no puede ser no ves
que no me cabe! no puedes hacerme esto por favor nos pueden sorprender,
te lo suplico, si quieres te la lamo hasta hacerte correr pero no me la
claves !!
Amalia mientras le decía esto, le
amasaba los huevos y le introducía los dedos en el culo, intentando
hacerle correr, cualquier cosa antes de tener que tragar aquella verga
monstruosa, aun así aquel hombre presiono sobre la boquita que se
resistía, pero le tapó la nariz haciéndola respirar por la boca lo que
aprovechó, para ensartársela, aunque solo entro poco más del glande a
costa de casi desencajar la boquita de Amalia, que tenía los ojos como
platos y la boquita le chorreaba saliva que caía sobre sus tetas, Amalia
desesperada, seguía amasándole los huevos y alternativamente introducía
los dedos en el ano de aquel hombre, mientras con la otra lo masturbaba
como podía, ya que su manita no cerraba alrededor de aquel tronco,
finalmente la táctica funcionó, el negro empezó una corrida como yo no
había visto salvo en alguna peli porno, el esperma le salía a raudales,
estrellándose sobre su boca y su cara, a medida que ella seguía
masturbándolo con las dos manos, el seguía soltando ríos de leche las
tetas y la camisa de Amalia estaban empapadas, chorreando su semen por
todas partes, le llenó el cabello incluso su faldita, escocesa.
Una vez aliviado Abdul se recompuso
poniéndose la camiseta y recolocando su polla aun firme en su pantalón y
se dirigió al baño a empezar su trabajo, en ese momento le guiñe el
ojo a Juan para que me siguiera la “cuerda” y nos fuimos hacia la cocina
al encuentro e Amalia, que aún estaba de rodillas, con sus tetas fuera
de la camisa y totalmente embarrada en esperma de Abdul, su tanguita en
el suelo y su coñito depilado a la vista, estaba aún con los ojos como
platos, y el pelo enganchado de semen, nos miraba incrédula.
- Se supone que teníais que protegerme no? donde estabais ? habéis visto lo que me ha hecho Abdul ?
- Si claro teníamos que
protegerte de tu marido, pero no de Abdul, Amalia no niegues lo
evidente, hemos visto como lo pajeabas y le metías los dedos en el culo,
mientras te follaba y luego se la mamabas, no hemos podido evitar
veros, estábamos aquí mirando sin atrevernos a entrar y menudo calentón
nos has dado, verdad Juan? Nos has puesto la polla a mil cabrona.
Mientras le decía esto, me estaba
tocando la polla por encima de lo pantalones, pero Juan e empezaba a
bajar la bragueta, dispuesto a sacársela.
- Pero ha sido él que me ha
obligado, no lo habéis visto y encima vosotros os ponéis calientes
mirando gozáis mientras abusan de mi cuerpecito verdad? Y más habréis
disfrutado tratándose de Abdul con su verga enorme, no la ha podido
entrar ni en mi coñito ni en mi boquita y ya veis como me ha puesto con
su semen y vosotros ahora empalmados los dos ante mí…
- Amalia no puedes culparnos,
nos has dado un espectáculo increíble, sabes cómo disfrutamos con tu
cuerpecito y ver cómo le hacías una paja con tus dos manitas, mientras
se la mamabas… además estoy seguro que cuando veníamos aquí, se la has
mamado a Juan, o sea que estoy en desventaja.
Juan y yo nos habíamos sacado las pollas
y yo estaba dispuesto a que me la mamara, le planté un beso en la boca,
saboreando el semen de Abdul, mientras la morreaba la atraje hacia una
butaca de donde me senté, y la dirigí a mi polla cogiéndola por la nuca,
ella de nuevo con esa mirada de sorpresa, de incredulidad y poniendo
ojos como platos, mientras yo le cogía una de sus tetas enormes y la
presione amasándola con fuerza y pellizcándosela, cuando sus labios
estaba cerca de mi verga dijo.
- No por favor no, no puedo más además Merche esta al llegar, nos va a pillar, por favor ahora no agggg noooo !!!
Juan mientras Amalia suplicaba
aprovechando que estaba inclinada sobre mi polla, le subió la minifalda
escocesa y después de escupirse en su pollo se la ensarto de un golpe en
su culito y sin más empezó a bombearla, para evitar sus gritos, la cogí
por la nuca y empecé a follarle la boca, Amalia intento zafarse de los
dos pero le fue imposible, mirándome a los ojos suplicando, su aspecto
era muy morboso, llena aún de leche y Juan perforándole su precioso
culito, la tortura no duro mucho, estaba a punto de estallar, la cogí de
la nuca y le puse la polla hasta la garganta notando la estrechez, me
corrí salvajemente, obligándola a tragar todo mi esperma, a los pocos
segundos Juan la agarro por los hombros y paro el bombeo, cerrando los
ojos su leche entro hacia sus entrañas , Amalia estaba agotada y se dejo
caer en el suelo, totalmente llena de semen, por todo sus agujeros,
mientras Juan y yo nos enfundábamos nuestras pollas y nos cogimos unas
cervezas de la nevera, habíamos trabajado bastante y nos merecíamos un
descanso.
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